Siempre me gustan los retos y las cosas nuevas, las aventuras, aprender de alguien y en este caso me llevaron a hacer una sesión de preboda a una estación de tren abandonada, más allá de donde Cristo perdió el mechero.
Al llegar al lugar, empezamos a hacer fotografías y rápidamente apareció la seguridad del lugar para aconsejarnos que nos fuéramos a otra parte y que si acaso teníamos que pedir permiso en Atocha para hacer fotos.
Intentamos escondernos un poco para ver si hacíamos alguna fotografía más pero nos estaban vigilando de cerca.
Así que como Alberto es un gran conocedor y apasionado de los trenes, nos fuimos a otra estación, en un pueblo muy singular y pequeño en el que ahí no tuvimos problemas para hacer fotos en las vías del tren.
Este es el resultado de esta pequeña aventura, que el sábado 25 de Septiembre continuará con la fiesta que por fin se merecen!